Los viejos comercios, allí donde estén, nos muestran formas de vida, formas de comercio. Uno de los sectores más tradicionales es el de las confiterías y cuando estas son antiguas, centenarios, destacan y se mantienen por alguno de sus productos estrellas. En la localidad Las Arenas, Vizcaya, País Vasco, disponemos de un buen ejemplo, Zuricalday, en Andrés Larrazabal, 3. Desde que conocí y me enamoró esta tierra, una de las cualidades más renombradas, cosa sabida, es la gastronomía, como los bollos de mantequilla -le encantaban a Begoña, mi suegra- y las carolinas en esta confitería. De vuelta, este fin de semana, mientras recorría las calles de Algorta, desde el Puente Colgante, mi memoria gustativa me llevaría hasta la puerta de Zuricalday. Dentro de largo periplo de esta familia dedicada a este sector, iniciado en el siglo XIX, conozco la referida más arriba, cuya apertura fue autorizada en 1916 com pastelería y salón de té.