En 1875, el primero de los José María Navarro (Llombart) ponía en marcha un taller de niquelado y broncista. Una pequeña empresa familiar que ha prolongar su actividad, como artesanos, durante cuatro generaciones. El primer taller estuvo localizado en la calle Castro Plasencia, en el mismo barrio, vía en la que también se situaba la vivienda de los Navarro.
A partir de 1922, después de aprender el oficio, se hizo cargo del negocio José María Navarro (Parrondo). Durante la Guerra Civil, la casa del taller fue reventada por una bomba. José María, refugiado en el sótano, conseguiría salvar la vida, saliendo por su propio pie de entre los escombros. En el Archivo Rojo, disponemos de una fotografía del fotógrafo Lladó, en donde se muestra una casa reducida a escombros como consecuencia de la explosión de una.
Después de la contienda, se buscó un nuevo emplazamiento para recuperar el taller, el lugar elegido sería el actual de la calle Madera. Aquí, se han sucedido las siguientes generaciones. Desde 1974, José María Navarro (Cotillo), y, desde 1992, José María Navarro (Hernando), el actual artesano. Quién se dedica a la reparación y restauración de objetos manufacturados con bronce u otros materiales, como objetos de uso doméstico como lámparas, cabeceros de camas, vajillas, etc., junto a piezas procedentes de museos o instituciones eclesiásticas.
El establecimiento no es muy amplio. En la entrada, inmediata a la calle, está instalada la maquinaría, antigua aunque modernizada y las herramientas, bien colocadas y ordenadas, pendientes de un soporte anclado a la pared. A continuación, contamos con otras habitaciones complementarias, entre ellas una pequeña oficina. Al margen de la entrada principal, cuenta con otro acceso desde el portal contiguo, pero del mismo inmueble. Este y otros detalles me hace pensar en la disponibilidad de un espacio anejo compatible como vivienda, aunque los Navarro, en algún momento, eliminarían esta función
Sitio web: http://www.broncesnavarro.com